Mediante Ley Nacional Nº 24561, se estableció el día 3 de Junio, como «Día del Inmigrante Italiano» en homenaje al natalicio del gran prócer nacional de origen italiano, Dr. Manuel Belgrano, ya que su padre, don Doménico Belgrano había nacido en Oneglia (Génova).
A partir de la sanción de la Constitución Argentina en 1853, el pueblo italiano sintió que las puertas de este país estaban abiertas a sus sueños y aspiraciones. Prepararon sus valijas y sin miedo a lo desconocido arribaron a estas tierras.
La inmigración italiana ha sido el movimiento migratorio más numeroso e importante que recibió la República Argentina. Se estima que se asentaron 2,9 millones de italianos entre 1870 y 1970.
La comunidad italiana en Argentina es la más representativa del país desde el siglo XIX. Prácticamente en el 50 por ciento de los Argentinos corre por sus venas sangre italiana y muchos poseen doble nacionalidad.
Nada mejor para sintetizar la influencia e importancia itálica que recordar dos consignas del ilustre Jorge Luis Borges. La primera, cuando dudaba acerca de su nacionalidad argentina, “aduciendo que no tenía italianos en la familia” y luego, concordante con lo expuesto, definía: “el argentino es un italiano que habla español”.
Los inmigrantes italianos fundaron pueblos, cimentaron su desarrollo y se integraron socialmente a su nueva patria, sin olvidar su terruño de origen.
La misma facilidad que demostró el inmigrante italiano para las tareas del campo, también le posibilitó destacarse como artesano para luego transformarse en industrial o comerciante.
Nuestra región antes de la inmigración formaba parte del “desierto interior santafesino”. Producto de la inmigración, se transforma “de una pampa desértica en una pampa gringa productiva”.
En 1895 en el departamento San Martín habitaban más italianos que argentinos.
En definitiva el inmigrante italiano, con su mirada puesta en el futuro, sin excesivas ambiciones, comienza a construir en su nueva patria, a la que abraza y al poco tiempo, quizás, ama y siente con mayor profundidad que a la de origen, sin olvidar su terruño y familiares que quedaron en la lejana Europa.
Con su esfuerzo, voluntad y sacrificio apuntala la grandeza de la nación como lo habían pergeñado los hombres de la organización nacional, que con el pasar de algunos años coloca a la Argentina entre los más adelantados en el contexto mundial.
A esos queridos “gringos” debemos el inicio, desarrollo de nuestro pueblo y el nacimiento de nuestra querida Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Estrella de Italia.